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Caminata Nansen III

Pocos son los hitos en el colegio que te hacen caminar 81 kilómetros; atravesar ríos gélidos, mirar al Volcán Puntiagudo a los ojos, renegar, tener frío en el ánimo, despejar dudas musculares y existenciales, perder el sentido del tiempo, enojarte con el reloj y su paso metódico, confiar en el grupo, y luego, seguir confiando, abrazarte a tus compañeros en todo -la risa, el hambre, el abrigo, la amistad- y entender que somos todos o ninguno, seguir un camino donde deben pasar todos y ninguno querría dejarte atrás, despejar prejuicios sobre tus propias fuerzas, cargar, transportar, acarrear, estibar, lastrar… una mochila; aceptarla, quererla, descansar en ella. Reír en lo simple, valorarlo todo, respirar profundo el compañerismo; desearlo para la humanidad completa, gritar de alegría ante un baño y una ducha, llegar, sentirte triunfador, trascendido, apañado, feliz.
En un mundo tantas veces voraz y exitista pareciera que la única propuesta en la mesa fuera competir constantemente. Pero no es así, en la caminata Nansen la naturaleza nos recuerda lo esencial: la vida la desciframos juntos, cada uno es capaz de lograr lo inimaginable, y en grupo, lo imprescindible, lo imposible: algo así como querernos los unos a los otros simplemente por compartir el camino.
En la naturaleza, Dios susurra entre las copas de las Lengas palabras personales para cada uno, y escuches lo que escuches la humedad suavizará los hombros lacerados mientras bajas, y será para todos los hombros. Por minutos los pasos fríos no lo serán tanto, y un silencio de paz, así hables cuanto hables, te recordará que el desafío del ser se responde en el espíritu de todos, en la Comunión.
La caminata Nansen es un Hito que nos hace inevitablemente mejores.
Los invitamos a ver un video que resume algo de estos días…Mira el video aquí