Pastoral
Misiones Puerto Octay
Recordamos que antes de misiones un alumno de cuarto medio las describió como “donde el cuerpo se cansa y la mente descansa”
El 14 de Diciembre viajamos una delegación de 60 estudiantes y 3 profesores a la sede parroquial de Puerto Octay donde se respiraban ganas, ganas de pasarlo bien, ganas de ayudar.
En un principio nos sentimos inseguros, algunos por no saber que decir o como decirlo, al ser nuestras primeras misiones y otros frustrados al encontrarse con puertas cerradas, sin embargo a medida que pasaban los días empezamos a soltarnos y abrirnos a los demás, a apreciar las conversaciones con los demás por más cortas y sencillas que fueran.
Por las tardes, en los talleres para niños era difícil decidir si eran los niños o nosotros los que lo pasaban mejor, algunos de ellos se quedaban a misa, cosa que nunca habían hecho. En el baratillo logramos aprender a trabajar en equipo, y a darnos cuenta de las distintas realidades que existen.
Teníamos la suerte de partir el día con la reflexión del evangelio, comulgar y agradecer de lo vivido en el día durante la noche.
Durante todas estas actividades logramos fortalecer lazos con amigos que ya teníamos, pero más valioso fue que pudimos conocer a gente que veíamos diariamente en los pasillos del colegio, y jamás habíamos hablado con los que reímos escuchando a la anto leer el correo de las brujas, jugando volley, caminando hacia las casas, o pintando el mural.
Esta experiencia fue más que una oportunidad de servir fue más que nada un aprendizaje, donde conocimos la importancia de escuchar, escuchar distintas historias, esta experiencia nos obligó a salir de nuestra zona de confort, esta misión fue una ocasión para conocernos mejor a nosotros mismos y a todos los demás lo que permitió que conociéramos a Dios y dejó que en nosotros se establezca una inquietud por vivir al servicio de los demás, y que cada pequeña cosa que hagamos la llenemos de amor.
Ahora que ya las hemos vivido nos atrevemos a decir que misiones es donde el cuerpo se cansa, la mente descansa, el corazón danza y la fe avanza.
por: Isidora Swett, Clara Hurtado, Montse Adasme.